domingo, 27 de noviembre de 2011

LA EDUCACIÓN EN UN PAÍS QUE SE DICE CRISTIANO

Introducción
 
Después de escuchar una exposición realizada por el profesor, Doctor en historia del derecho, el Señor Gonzalo Rojas Sánchez, me sentí muy motivado por sus palabras pero más aún porque siento que todo lo expuesto por él me identifica, ya sea para bien o para mal.
 
Digo para bien o para mal, pues expuso muchas verdades que si bien como persona estoy consciente de ellas, como docente no me atrevo a reconocer expresamente, muchas veces por temor a ser catalogado por mis alumnos como un mal docente o simplemente porque “ese comportamiento” se ha vuelto la norma.

Cuando el Sr. Gonzalo Rojas mencionó la bondad y la honradez profesional, me sentí conmovido por sus palabras, que en realidad son palabras de Gabriela Mistral según lo señalado por el expositor y las cuales he podido encontrar y disfrutar, los llamados “Pensamientos Pedagógicos”.

Yo profeso la fe cristiana y como tal, trato en lo posible de vivir en concordancia con las enseñanzas de mi religión.

Si en el último censo efectuado en el país (año 2002), un poco más del 85% de la población mayor de 15 años se consideró o católico o evangélico, entonces puedo afirmar que es importante el punto de vista cristiano en cualquier ámbito de la vida de las personas y, entre ellos, la educación, siendo ésta una de las etapas más importantes en la formación de una persona, no solo como técnico o profesional, es decir, los conocimientos específicos de un oficio o profesión, sino, también en la formación de valores y principios.

En base a lo anteriormente expuesto es que este ensayo trata de lo que debemos considerar correcto en nuestro comportamiento como docentes bajo el prisma cristiano.


En busca de lo correcto, algo de historia.

            Desde la antigüedad y hasta nuestros días, se ha tratado el tema de determinar qué es lo correcto, dónde está el bien. En el siglo V antes de Cristo Sócrates fue uno de los primeros en plantear que el bien y la virtud proporcionan la auténtica felicidad y en consecuencia, nadie querría obrar mal intencionadamente, pues nadie querrá ser infeliz o desgraciado. Plantea también que el recto conocimiento de las cosas lleva al hombre a vivir moralmente. El conocimiento conlleva la virtud; quien sabe lo que es bueno, también lo lleva a cabo. De ahí que el conocimiento sea la única condición que convierte al hombre en un ser normalmente bueno. La maldad es producto de la ignorancia.

            Por su lado Platón formuló las cuatro virtudes morales fundamentales, conocidas también como virtud cardinal: prudencia, fortaleza, templanza y justicia. La prudencia es una virtud propia del intelecto y de la razón, tiene como misión descubrir la verdad y el bien, y, de acuerdo con ellos, dirigir el alma hacia la consecución de su fin propio. Por su parte, la fortaleza estriba en ser capaces, por una parte, de mantener en un prudente equilibrio nuestras aspiraciones y por otra, de soportar o reprimir de modo correcto las agresiones o ataques de nuestro prójimo. La templanza es la encargada de moderar las inclinaciones de nuestros apetitos sensibles, como el comer, el beber, la actividad sexual, etc. El buen orden y la buena armonía entre las virtudes de la prudencia, fortaleza y templanza podrán conducir al surgimiento de la justicia.

Por otra parte, Epicuro presenta un eudemonismo (doctrina filosófica que considera la felicidad como el bien supremo) hedonista, considera que el placer es el medio que permite alcanzar la felicidad, ultimo bien del hombre. Epicuro funda su doctrina moral en el placer, considera que el placer es un bien innato e inherente a la naturaleza humana. Los hombres están destinados a buscar el placer. “El placer es la ausencia del dolor”.

            Aristóteles estudió la ética siguiendo sus propios principios y en ello atendió las exigencias de la naturaleza, en concreto, a los de la naturaleza humana y de acuerdo con ésta constató que todos los seres humanos tienden por naturaleza a la felicidad.

Según Aristóteles, la felicidad de los seres humanos guarda una íntima relación con las actividades propias de los seres humanos, las cuales dependen de sus facultades propias y esenciales. De entre muchas facultades, las propias y exclusivas del ser humano son el entendimiento y la voluntad y, en consecuencia, la auténtica felicidad de los seres humanos habrá de consistir en el ejercicio correcto de dichas facultades.

Y acá nos acercamos al tema de este ensayo, ¿en qué consiste el ejercicio correcto? Según este filósofo clásico, primeramente en averiguar qué es el bien, lo que implica un esfuerzo intelectual, y, en segundo lugar, en tratar de alcanzarlo; o, expresado de otra manera, en averiguar qué debemos hacer y en hacerlo correctamente, es decir, comportarnos adecuadamente. En otras palabras, cumpliendo nuestro deber alcanzamos la felicidad, la cual consiste en conseguir el fin más alto que al ser humano le es posible.

Según  este filósofo clásico, este fin es la contemplación. Aristóteles plantea que la facultad más alta de los seres humanos es el intelecto, y su actividad propia la contemplación (entender), de ahí que concluya afirmando que la felicidad ha de consistir en (entender) contemplar.

Aristóteles plantea también que los hábitos desempeñan una función fundamental en el comportamiento moral. Entendemos por hábito una disposición a obrar de una manera determinada que se adquiere mediante la repetición de actos; por ejemplo, si reiteradamente estudiamos adquirimos el hábito de estudiar y si reiteradamente fumamos, el de fumar. Cuando los hábitos son buenos o positivos se denominan virtudes, cuando son malos o negativos, vicios. Los vicios nos alejan de nuestro deber y de nuestra felicidad; las virtudes en cambio, nos ayudan a conseguirlos. En este sentido, “la virtud es un hábito selectivo que consiste en un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón como lo determinaría una persona prudente”.

La virtud, por una parte, en tanto implica una elección (o una determinación) supone una dimensión intelectual: es la razón la que debe elegir de un modo “prudente”; pero, por otra, es necesario, además, poseer la fuerza de voluntad suficiente para superar la pereza y las inclinaciones negativas, es decir, es preciso estar habituado (poseer el hábito) de comportarse del modo debido. Así, tenemos que desde el punto de vista moral, una conducta correcta conlleva tanto un esfuerzo intelectual como un esfuerzo de voluntad, pues si la virtud es un término medio, resultará difícil acertar y muy fácil equivocarse, ya que existirán muchas formas de ser malo (vicioso) y sólo una de ser bueno (virtuoso); pero, además, resulta también, que en el vicio caemos fácilmente, en cambio en la virtud nunca caemos, sino que a ella sólo llegamos mediante un constante esfuerzo.

Mucho después, en el siglo XVIII, Rousseau expuso, entre otras cosas, sus “Ideas Pedagógicas” en las que plantea ideas como que una adecuada educación deberá apartar al discípulo, en la medida de lo posible, de las negativas influencias de la sociedad.

Posteriormente, y con una idea distinta, aparece en escena Emmanuel Kant, uno de los filósofos más importantes de todos los tiempos. La ética de Kant  posee postulados metafísicos, cuyos elementos se presentan bajo el nombre de idea. La idea es lo absoluto, el ideal directriz y regulador de la conducta humana. La ética según Kant, tiene un propósito orientador.

            Las ideas no se obtienen de la experiencia, son los principios orientadores del saber y de la vida del hombre. Kant da cabida, dentro de su ética a tres conceptos metafísicos: alma, finalidad del mundo, y Dios.  El hombre debe obrar como si el alma fuese inmortal, como si Dios existiese y como si hubiera finalidad y libertad en el mundo. Estas tres ideas son los postulados metafísicos de la ética Kantiana

            La ética de Kant es de un individualismo radical, pues no presupone exigencias transpersonales sino que busca el deber de perfección propia. "Nunca puede ser un deber para mi cumplir la perfección de los otros". Kant sustituye la moral del bien y de la felicidad por una moral del puro deber y de la conciencia individual

Como se puede ver, cada uno de estos filósofos clásicos, a su manera, con sus propios estilos e ideas, tratan de entender y explicar, qué es un buen comportamiento y cómo se puede llegar a él. Qué es comportarse en forma correcta.
 

Ética

En nuestros días se habla, comenta y discute sobre ética, es un tema de actualidad. En negocios, política, medicina, policía, Fuerzas Armadas, ecología, congreso, publicidad, familia y en todos los campos del quehacer humano. Se habla de sueldo ético, de ética profesional, ética empresarial, ética en los negocios. Si es ético que los profesores hagan un paro reclamando por un sueldo justo pero dejando a sus alumnos sin recibir educación, si es ético repartir la píldora del día después, etc. Quizás la respuesta a esta inquietud es que la ética se presenta en la vida entera, por que juzga la conducta humana.

La ética estudia la moralidad de los actos humanos, o sea, los actos libres del ser humano, en cuanto son buenos o malos. La ética se puede aprender, pero no es para aprenderla; es para vivirla, es una forma de vivir.

            Los conflictos éticos son compañeros de la existencia humana desde el nacimiento hasta la muerte: aborto, eutanasia, abuso en las relaciones familiares, sociales y laborales y exigen un conocimiento ético para actuar con rectitud. Necesitamos de la ética para evitar el doble estándar que aplican y aplicamos, por ejemplo, tranquilizamos nuestra conciencia con facilidad si algo nos favorece económica, social o políticamente, por el contrario, invocamos rápidamente principios éticos si algo nos perjudica.

            Hablar de ética es hablar de la forma de vivir. Ética equivale al modo del comportamiento humano en cuanto a la calidad de dicho comportamiento. Un comportamiento es ético si es bueno, y antiético si es malo. Otra cosa es preguntarse cuándo algo es bueno y cuándo no lo es, pues hay distintos criterios para conducirse en este campo: lo que para unos es bueno, es posible que no lo sea para otros. Por eso la ética ha de basarse en unos principios mínimos, fundamentales y objetivos en los que todos estemos de acuerdo. Son principios asociados a grandes valores objetivos, y que lo son para toda la humanidad.

Hoy se habla mucho de ética, pero lo importante es que la vida de todas las personas funcione éticamente todos los días y en todo lo que ellas hacen. Es decir, que en el actuar de cada uno predominen los criterios del bien y de la justicia, y sean esos criterios y valores los que prevalezcan. Comportarse bien en momentos importantes de la vida, igual que aparecer solidario ante algunos sucesos catastróficos divulgados insistentemente en los medios informativos, es probablemente más fácil que comportarse así en lo normal y ordinario de cada momento. No es difícil ser generosos y solidarios ante acontecimientos extraordinarios e impactantes de la vida, pero no es tan fácil permanecer fiel, justo, delicado, bondadoso y solidario durante todos los días de nuestra vida, entre la gente que nos es más próxima, cuando no suceden acontecimientos extraordinarios.

Se trata de esa ética de todos los días, una ética que tiene que ver con la vida común y corriente, pero que es la que nos lleva y prepara a vivir la vida de una manera llena de sentido. Es una ética que marca todo un estilo de vida, un modo de ser que se hace habitual en la persona que la practica, y gracias a la cual, dicha persona actuará siempre de una manera justa y recta que le es como connatural. Cuando la persona que vive un estilo de vida así, se separa de su línea directriz porque actúa de una manera no acorde con esos principios y valores que son fundamentales para ella, se siente mal consigo misma. Ese sentimiento de malestar equivale a lo que llamamos la voz de la conciencia, que es como la internalización de la ética.(Ysern, 2001)

            Está claro, entonces, que el hombre siempre ha estado tratando de hacer bien las cosas, tanto así, que se crean conceptos como la ética, para poder entender el comportamiento humano y la forma correcta de actuar.
 

El prisma cristiano
 

            Al tratar de identificar cual es la forma correcta de hacer las cosas, se me vienen a la mente las palabras moral, ética, honradez, responsabilidad, integridad, entre otras.

            Si nos damos cuenta, desde Sócrates a la actualidad, la idea central siempre ha sido la misma en el sentido de entender qué es lo correcto y cómo se logra la verdadera felicidad en esta vida.

            Como lo di a conocer en la introducción, profeso la fe cristiana y por lo mismo, trato de vivir mi vida en base a las enseñanzas establecidas en la Palabra de Dios, la Biblia.

Pues bien, al leer la Biblia, en cualquiera de sus versiones, se encuentran respuestas a las dudas planteadas por los filósofos y también muchas concordancias. Por otra parte, también hay similitud cuando se revisa cómo se debería actuar y sentir la docencia.

            En su charla, el profesor Rojas expone: “…lo primero que tenemos que conseguir para prestigiar toda la tarea docente es la integridad de nuestra vida...”

            En el Libro de Josué, en el capítulo 24, se relata la despedida de este líder judío y en el versículo 14, Josué le dice al pueblo: “Ahora, pues, temed a Jehová, y servidle con integridad y en verdad…” Es decir, es deseo de Dios que quienes creemos en Él, vivamos una vida en integridad.

            En el libro de Primera de reyes, en el capítulo 9, se relata el pacto que hace Dios con Salomón, hijo del rey David y en parte, Dios dice, en el versículo 4: ”Y si tú anduvieres delante de mí como anduvo David tu padre, en integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que yo te he mandado, y guardando mis estatutos y mis decretos”. Nuevamente se aprecia el interés de Dios porque nuestra vida sea una vida de integridad.

            Para más abundancia, en el Salmo 15, David (autor del Salmo), se hace la siguiente pregunta: ¿Quién habitará en tu tabernáculo y quién morará en tu Monte Santo? Y se responde: “El que anda en integridad y hace justicia, Y habla verdad en su corazón. El que no calumnia con su lengua, Ni hace mal a su prójimo, Ni admite reproche alguno contra su vecino”.

Por último, en el Libro de Tito, en el capítulo 2, la Biblia es mucho más clara ya que se refiere específicamente a la enseñanza y en los versículos 6 al 8 dice lo siguiente: “Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes; presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad, palabra sana e irreprochable, de modo que el adversario se avergüence, y no tenga nada malo que decir de vosotros
 

¡Qué instrucción más clara!

            Al repasar los dichos del profesor Rojas, me encuentro con hermosas coincidencias, como por ejemplo, que uno como docente, dice el profesor, debe cuidar su proceder pues los alumnos están pendientes de nuestro comportamiento el resto del día, fuera del aula. Y la Biblia, en la cita anterior, nos llama a presentarnos en todo como ejemplo de buenas obras y para que nadie tenga nada malo que decir de nosotros.

            Al repasar los consejos pedagógicos de Gabriela Mistral, el profesor recuerda que uno de ellos habla de la bondad y la honradez profesional. Pues bien, en La Biblia, también se habla de ello. Por honradez o rectitud, que en este sentido se pueden entender como sinónimos, la Biblia dice lo siguiente, por ejemplo, en el Libro de Los Salmos, capítulo 11, versículo 7: “Porque Jehová es justo y ama la justicia; el hombre recto mirará tu rostro”. En definitiva, lo que hace Dios es considerar a quien hace lo recto en su vida.

            Respecto a la honradez, lo cual está muy relacionado con la integridad. Se debe también, como planteaba Aristóteles, hacer el esfuerzo, para mantenerse en el lugar que le corresponde a un profesor que está formando personas y no solo profesionales o técnicos. El tema de la corrupción se ha puesto muy de moda y la transparencia, lo mismo, por lo tanto, se debe tratar de ser honrado, manteniendo siempre la integridad, en todo tiempo y lugar.

            Cuando el profesor Rojas nos llama a ser ejemplos de honradez profesional, veo que La Biblia dice lo mismo en la cita ya mencionada del Libro de Tito: “…ejemplo de buenas obras”

            Por bondad, en el Libro de Romanos, capítulo 15, versículo 14, dice lo siguiente: “Pero estoy seguro de vosotros, hermanos míos, de que vosotros mismos estáis llenos de bondad, llenos de todo conocimiento, de tal manera que podéis amonestaros los unos a los otros”. Es decir, si somos bondadosos, podemos amonestar a nuestros alumnos, hacer llamados de atención sin problemas, sin temor, pues en definitiva se hace con amor.

            Gabriela Mistral, en sus Pensamientos Pedagógicos, menciona: “Más puede enseñar un analfabeto que un ser sin honradez, sin equidad”.

            De lo anterior se desprende que una buena enseñanza debe ser con equidad, lo cual habla de justicia, de imparcialidad.

            La biblia toca el tema de la equidad y la justicia muchas veces, tanto la justicia de Dios como la de los hombres. Sin embargo, Dios nos llama a vivir la vida con equidad, siendo justos en todo nuestro proceder.

            En su exposición, el profesor Rojas menciona que el trabajo que hacemos deberíamos hacerlo con amor, que la docencia y el tema en el cual enseñamos debería ser algo que nos apasione, que amemos la materia que nos gusta enseñar. Pues bien, no solo comparto plenamente esa opinión, si no que ya lo he comentado varias veces también.

            En el Libro de la Primera Carta de Los Corintios, capítulo 10, versículo 31, Dios nos llama a hacer todo como para Dios, lo cual implica hacerlo con amor, con dedicación, responsablemente.

hacedlo todo para la gloria de Dios”

           
Conclusiones
 

            Como cristiano, no puedo dejar La Biblia y su enseñanza fuera de una actividad tan importante como la docencia, menos aun si al hablar de docencia también hablamos de formación de valores y de cómo somos vistos por nuestros alumnos, como un ejemplo o un modelo a seguir.

            Vimos que desde la antigüedad el hombre ha tratado de seguir algún patrón y ha tratado de hacer las cosas de la manera correcta para su tranquilidad y para encontrar la felicidad, sin embargo esa corrección muchas veces depende de la persona que la plantea y de sus propias experiencias y conocimientos.

            Vimos también que la ética puede ser, a veces, interpretada de distintas maneras, dependiendo de la situación, la que incluso a veces manejamos para nuestra conveniencia. Por lo que tampoco es, a mi juicio, la mejor guía para saber qué es lo bueno y lo malo de forma absoluta.

Un solo ejemplo. Es común en los alumnos vespertinos de la sede, llegar atrasados por que trabajan y no pueden llegar a la hora a clases, sin embargo hay otros alumnos que se aprovechan de la situación y también llegan después de la hora. ¿Cómo actuar en ese caso? ¿Se les deja pasar a todos a la hora que sea, se les castiga a todos o se debe analizar caso a caso perdiendo tiempo e interrumpiendo la clase?

            Pero si tomamos La Biblia como guía, considerando que más del 85% de la población se confiesa cristiano y que por lo tanto no sería impedimento el hacerlo, ese parámetro por el cual nos regiríamos y que según se ha podido ver, tiene instrucciones, explicación y aplicación para cada punto de los tratados por el profesor Rojas, sería mucho más fácil llegar a acuerdos respecto a qué hacer y qué no hacer.

            El profesor Rojas menciona como ejemplo el plagio y una tolerancia cero respecto a ciertas actitudes de los alumnos. Estoy muy de acuerdo con ello, pero cada docente tiene su escala de valores y cada docente fija sus propios márgenes.

            De nuevo, si se utilizara La Biblia como guía, todos tendríamos los mismos parámetros de medición y no se daría la situación actual en que muchas veces los profesores más estrictos son catalogados de malos profesores por los alumnos, los que siempre van a comparar a ese docente estricto con el que es más relajado, que favorece y hasta comparte el apego a la ley del menor esfuerzo, etc.

            Tal vez, sea tildado de conservador, de retrógrado o anticuado, pero al hacer las comparaciones entre lo expuesto por el profesor Rojas, lo dicho por Gabriela Mistral en sus Pensamientos Pedagógicos y La Biblia, queda demostrado que esta última, a pesar de haber sido escrita hace miles de años, por diferentes autores, en diferentes idiomas y distintos lugares, sigue tan vigente hoy como cuando fue escrita.
 



Bibliografía

-       Abad, J., Hernández, C. (1996). Historia de la Filosofía 2do de Bachillerato. Editorial McGraw - Hill

-       Melé, Domènec (coordinador) (2006). Ética en el gobierno de la empresa. Ediciones Eunsa

-       Kisnerman, Natalio, (2001). Ética, ¿Un discurso o una práctica social? Editorial Paidos

-       Ysern, Jose (2001), Dr. En Psicología. Chillán, Chile. Marzo 2001.

Rojas, G. (2009). Grandes educadores en Chile y el mundo. Trabajo presentado en el curso Temas Seleccionados de Educación Superior (INACAP), Octubre, Santiago.

-       Biblia Cristiana Versión Reina Valera Revisada (1960), (Estados Unidos de América: Sociedades Bíblicas Unidas) 1998


-       http://definicion.de/etica/ (última visita, 05 de noviembre de 2009)

-       Datos del censo del año 2002:

http://www.ine.cl/canales/usuarios/cedoc_online/censos/pdf/censo_2002_volumen_I.pdf (página 253)


-       Gabriela Mistral. Revista de Educación, Año II, Nº 1. Santiago, marzo de 1923. En: Magisterio y niño. Ed. de Roque Esteban Scarpa. Santiago de Chile: Editorial Andrés bello, 1979 (http://www.piie.cl/portal/index.php?option=com_content&task=view&id=279&Itemid=229)


 

martes, 8 de noviembre de 2011

LAS 13 CLAVES PARA SER FELIZ


Tal Ben-Shahar, un profesor israelí de la prestigiosa universidad de Harvard, experto en psicología positiva, y que dicta el curso "Mayor Felicidad", a determinado, de acuerdo a encuestas y a su propia experiencia en estudios de campo, sobre las características y componentes que permiten vivir felizmente, que siguiendo estos simple 13 consejos se puede, en parte, lograr acercarse  a la tan ansiada felicidad.

1.- Realiza algún ejercicio: Los expertos aseguran que hacer actividad física es igual de bueno que tomar un antidepresivo para mejorar el ánimo. Treinta minutos de ejercicio es el mejor antídoto contra la tristeza y el estrés.




2.- Toma desayuno: Algunas personas se saltan el desayuno porque no tienen tiempo o porque no quieren engordar. Estudios demuestran que desayunar ayuda a tener energía, pensar y desempeñar exitosamente las actividades.


3.- Agradece a la vida todo lo bueno que tienes: Escribe en un papel 10 cosas que tienes en tu vida que te dan felicidad. Cuando hacemos una lista de gratitud nos obligamos a enfocarnos en cosas buenas.

4.- Sé asertivo: Pide lo que quieras y di lo que piensas. Está demostrado que ser asertivo ayuda a mejorar la autoestima. Ser dejado y aguantar en silencio todo lo que te digan y hagan, genera tristeza y desesperanza.


5.- Gasta tu dinero en experiencias no en cosas: Un estudio descubrió que el 75% de las personas se sentía más feliz cuando invertía su dinero en viajes, cursos y clases. En tanto, sólo el 34% dijo sentirse más feliz cuando compraba cosas.


6.- Enfrenta tus retos: No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Estudios demuestran que cuanto más postergas algo que sabes que tienes que hacer, más ansiedad y tensión generas. Escribe pequeñas listas semanales de tareas a realizar y cúmplelas.
7.- Pega recuerdos bonitos, frases y fotos de tus seres queridos por todos lados: Llena tu refrigerador, tu computador, tu escritorio, tu dormitorio, en fin, tu vida de recuerdos bonitos.

8.- Siempre saluda y sé amable con otras personas: Más de 100 investigaciones afirman que sólo sonreír cambia el estado de ánimo.



9.- Usa zapatos que te queden cómodos: Si te duelen los pies es seguro que te pondrás de mal genio, asegura el doctor Keinth Wapner, Presidente de la Asociación Americana de Ortopedia.


10.- Cuida tu postura: Caminar derecho con los hombros ligeramente hacia atrás y la vista hacia el frente ayuda a mantener un buen estado de ánimo.


11.- Escucha música: Está comprobado que escuchar música te despierta deseos de cantar y bailar, lo que alegra la vida.

12.- Aliméntate bien: Lo que consumes tiene un impacto importante en tu estado de ánimo. Por esta razón, lo recomendables es comer algo ligero cada tres o cuatro horas para así mantener los niveles de glucosa estables; no saltarse comidas; evitar el exceso de harinas blancas y el azúcar; comer de todo y variar los alimentos.


13.- Arréglate y siéntete atractivo(a): El 41% de la gente dice que se siente más feliz cuando piensa que se ve bien.


Estos son los 13 consejos para encontrar la felicidad, pero para alguien que tenga la fe puesta en Dios, más que en lo que pueda hacer o tener, la verdadera felicidad es mucho más fácil de encontrar.

Dice en La Biblia, entre otra cosas, que en vez de buscar la felicidad, más bien, "busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas." (Mateo 6:33). Dice también: "Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón." (Salmos 37:4) También dice: "Honra a tu padre y a tu madre, ... para que disfrutes de una vida larga y te vaya bien ..."(Deuteronomio 5:16) Por último "Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas." (Proverbios 3:6) (NVI).

Tengo muchas llaves en mi llavero. Tengo llaves para mi casa, mi auto, el escritorio, la casa de mi mamá, etc.  Las llaves nos importan mucho, ¿no? Tengo que llevar estas llaves conmigo dondequiera que vaya. No me sirven si se quedan en la cómoda en casa.

Dios nos ha dado las llaves que necesitamos llevar con nosotros cada día. Las cuales no las encuentran en un llavero. Los encuentran en la Biblia. Son las llaves para una vida feliz.

¿Te gustaría tener una llave que abriera una puerta para que nunca más te preocuparas sobre lo que vas a comer, a beber, o a llevar? Pues, ¡la tienes! La Biblia dice, "No se preocupen por que comerán o beberán, ni cómo se vestirán. Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas les serán añadidas." La llave es buscar a Dios, y no las cosas.

¿Cómo te gustaría tener una llave que abriera la puerta al futuro para que sepas lo que debas hacer y escoger? ¡La tienes! La Biblia dice, "Reconoce a Dios en todos tus caminos, y él allanará tus sendas." La llave es buscar siempre lo que Dios quiere para tu vida, no lo que quieras tú.

¿Y una llave que abriera la puerta a los deseos de tu corazón? ¡La tienes! La Biblia dice, "Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón." La llave es encontrar nuestra felicidad en Dios, ¡no en las cosas!

¿Te gustaría una llave que abriera la puerta a una vida larga y buena? ¡La tienes! La Biblia dice, "Honra a tu padre y a tu madre para que disfrutes de una vida larga y te vaya bien." La llave es obedecer la orden de Dios, y su orden dice "¡Obedece a tus padres!"

Como ven, Dios nos ha dado las llaves a una vida dichosa. Depende a nosotros usarlas. Se encuentran en su palabra y no nos ayudarán si quedan sobre la mesa en casa. Tenemos que llevarlas con nosotros a dondequiera que vayamos.